martes, 27 de marzo de 2012

Los Cowcumber



En casa de Nelly, la niñera de monstruos, la tele había explotado justo en mitad de la novela que Nelly veía con sus padres, Pasión granjera. Luego, dieron sugerencias de como podía terminar el episodio. Después, el padre propuso jugar a las adivinanzas (pero a nadie le divertían).
Cuando de repente sonó el teléfono.
—¡Un monstruo me necesita! —gritó Nelly.
Nelly iba a cuidar al pequeño de los cowcumber, Petal.
Al llegar a la casa, cuando abrió la puerta de color crema, aparecieron dos cowcumber, el padre y la madre, sobre sus dos patas acabadas en pezuñas.
Median casi tres metros, tenían forma de pepino, eran de color verde y tenían las típicas manchas de las vacas lecheras. Pero lo más raro eran que tenían...¡ubres!, ¡tenían ubres en la cabeza! Eran blanditas y se estiraban y se encogían como si fuesen tirabuzones.
A los Cowcumber les gustaba tanto el color crema que tenían, la puerta, los marcos de las ventanas, las escalones de la entrada, las paredes y los muebles de la casa, ¡hasta las flores del jardín eras de color crema!
Cuando Nelly entró a la casa vio que habían comprado una televisión gigante o como la llamaban ellos "Una monstrutele" ¡Tenía 257 canales disponibles!
Los padres de Petal se marcharon, y Petal se sentó en el sofá al lado de Nelly, y encendieron la monstrutele.
Petal puso sus dibujos preferidos, "Los pelusas". Nelly tragó saliva. Al ser ya de noche, Nelly apagó la monstrutele y, casualmente, a Petal se le cayó un diente. Nelly le contó a Petal la historia del " Ratoncito Pérez" .
Nelly puso el diente de Petal bajo la almohada, le dio un beso en la frente y cerró la puerta de su habitación. Nelly estaba en el salón cuando oyó un chillido, fue al cuarto de Petal y se encontró a un monstruo gigante, con alas, mucho pelo, doce garras afiladas, una boca con dientes podridos y una lengua amarilla. ¡Estaba sobre Petal! Nelly cogió a Petal y lo sacó al pasillo, y encerraron al monstruo en la habitación de Petal. Nelly llamó al padre de unos monstruitos que había cuidado. Se llamaba LUMP. Nelly le explicó lo sucedido cuando Lump llegó.
Y Lump le explicó, que a las personas, cuando se les cae un diente, lo ponen bajo la almohada, viene el Ratoncito Pérez y te deja una moneda. Pero cuando a un monstruo se le cae un diente lo tiramos a la basura y atornillamos la tapa del cubo. Nunca se pone bajo la almohada. Porque solo podría ocurrir lo peor de lo peor.... que viniera el "Monstruito Pérez" a tu habitación, y lo único que consigues es un escupitajo, un montón de gruñidos y una criatura infernal llena de odio, que solo tiene una cosa en mente, y es llevarse todos los dientes que hay en la habitación, y no se marchará sin ellos. Da igual que no se te hayan caído o que no se te muevan: te abrirá la boca y te los arrancará. Entonces Nelly tuvo una idea, fue corriendo al salón y mientras buscaba en la monstrutele un canal, les contó a Lump y a Petal que si pulsaba el botón verde del mando, lo que estuvieran dando en ese canal, saldría al salón. Y salió al salón un pulpo de un anuncio de dentaduras. Nelly empujó al pulpo dentro de la habitación, y..... pasada media hora abrieron la puerta y.... nada, ¡el monstruito Pérez se había ido! Y el pobre pulpo se quedó sin ningún diente. El pulpo volvió a la monstrutele, Lump se fue a su casa y justo después aparecieron los padres de Petal por la puerta. Nelly, había vivido una nueva aventura cuidando a Petal.


Melani Cascales (1º ESO B. 2012)

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